Alta mar

Ella era inmensa,
como el agua de sus ojos.
Cada vez que lloraba,
el capitán avisaba del alta mar.
Los pescadores huían,
y ahí, aparecía ella,
como una sirena,
con su voz sumisa,
engañaba hasta quitarte la camisa.
De la marea subía una gran brisa.
Su sonrisa, engañadora y llamativa,
Pero entristecía cada vez que se iba.
Y lo siento si te miento, 
pero era tan preciosa como aquel Enero.

-Andrea Escamilla Soriano

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