Mucho tiempo después...
Eran ya varios días los que me planteaba volver a este pequeño rincón donde poder expresarme con la misma libertad con que el año pasado salían mis más disparatadas palabras y se disponían en fila formando unas peculiares reflexiones y también muy frenéticas. Compruebas, con el tiempo y con tantas obligaciones abrumadoras, que se echa de menos lo que te invita a cavilar sin un fin concreto o sin la imposición salida de la autoridad que dicta a lo que tendrías que dedicar tu exiguo tiempo. Y como no podía ser de otra manera, me apetecía, aunque con pena y desasosiego, nombrar, aunque de pasada y sin demostraciones suficientes, lo mucho que me aflige despedirme de algo que no considero que termina. No sé si por la escasez de osadía o por mi rechazo a concluir lo que me hace feliz y dichosa. Durante años he forjado mi carácter e identidad entre el amor de personas que considero magníficas y llenas de algo (no sabría cómo describirlo o tal vez esté carente de concepto o terminología) que han conseguido hacerme llegar feliz y volver aún más si cabe. Además de profesores con los que comparto y compartiré (estoy segura) algo más que una banal relación de cortesía y respeto.
Estoy triste y, me reafirmo en ello, porque me quedaría anclada a estos años, pero en especial a este, donde me he sentido muy a gusto y rodeada de cariño a más no poder. Y si algo quiero hacer en este escrito, además de escuchar a mis pensamientos y manifestarlos a través de la pesadez, es agradecer enormemente a todos los que han contribuido a ello y que si lo leen, lo sabrán con certeza.
“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Es por eso que me despido y quién sabe si pronto volveré o si, por el contrario, esta sea la inminente despedida del blog que, durante varios meses, me hizo leer y escribir con pasión.
Adjunto una canción que me parece acorde y, muy bonita a la vez.
https://www.youtube.com/watch?v=y9LBKnXTL24
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