Abril
Los perros, anticipados y conscientes ladran, como si temiesen al ocaso, la llegada de las nubes negras. Se oyen por ahí susurros, que serían ensordecedores si estuviesen más cerca, de platos y cucharas que se irritan en su convivencia. No son árboles, no son árboles, tan sólo esqueletos rotos por el viento. Y no es el viento, ¡no es el viento! Tanto ruido hace y tan prohibido, que es sólo brisa. Hay estrellas tan asustadas que ya ni siquiera existen, y cuando no hay flores sino sólo capullos se encienden lámparas que alumbran sólo para los gatos la vida de las calles, y sin embargo ya no son gatos, sino sopranos que reclaman más basura en sus contenedores. ¡Somos libres! Somos libres..., cantan, y luego se acurrucan, aunque el invierno ya quede muy lejos.
Las nubes avanzan, puntiagudas, apocalípticas, como un ejército fantasma con escudos vaporosos, agujereadas, envolventes, que se abalanza ennegreciéndose, opacas, o casi transparentes, para raptar al sol hasta que el viento nos lo libere. También hay palomas de ciudad, que arrullan y me acercan el sol naranja de una casa en la que ya es incapaz de entrar como antes y a la niña que miraba todo con ojos grandes, atadas a mesas de bar, sobras de restos de migas y gritos de señoras con sintéticos, que ya no huyen de niños sino que sobrevuelan, perturbadas, las cacerolas y los balcones más vecinos y más amigos, y se resguardan de la lluvia, que expande hedores de aguas estancadas y facilita mis palabras en el abril inerte, en las tejas de los tejados esperando a que la vida vuelva a ser inventada. Los nidos son las únicas casas a las que invade el abandono, y los pájaros siguen tratando de no derrumbarse con una ráfaga de viento; es doble el encierro en las celdas. El tiempo y los bolsillos están vacíos, los robos se han dado de baja, ya no se menosprecia a las mujeres, la vida es mejor en África, ha desaparecido el hambre en el mundo, nos lavamos por primera vez las manos; faltan fuegos artificiales para colmo de la tregua entre los humanos, gotea sangre sobre fondo rojo y Dios no baja para salvarnos. Me pregunto a dónde se ha desplazado el reino de los cielos para los temerosos de la muerte y dónde ha quedado la laguna de las lamentaciones bajo secreto de confesión de quienes ahora no son más que embriones de las cuentas de un rosario. La línea tiene demasiadas interferencias para hacerse pasar por confesionario.
Suenan gritos de acusaciones y desprecios en la cumbre, pero en la burbuja no hay más que recuerdos de otras cosas mucho más lejanas y mucho más sonrientes, y nada que no sea la puesta de sol es capaz de alumbrarme realmente. Todos los espectros han salido de sus escondites para traspasar las mentes ancladas, haciendo que el pasado sea tan presente como el futuro incierto de estos días, y sonidos de cama y edredón resuenan en los oídos de los más ausentes. He buscado y rebuscado calcetines extraviados, el calor de las tres de la tarde y el rincón donde se acurrucan mis ideas. Me he reencontrado con un viejo amigo que sólo me habla con los sentimientos, con varios pantalones que no sobrepasan mis muslos, con veladas por la noche y con noches en vela; me he pasado a la religión de las flores, a los nudos en el pelo, a deshacer los de dentro, a colgar mariposas, a abrir las ventanas y a guardar los recuerdos en cajas.
Han empezado a crecer las rosas después de que las lilas se hayan tornado grises y endebles al viento, y lo intrínseco de los tallos que brotan y se retuercen enraizados envuelve a toda la vida y se vuelve creciente, soberano y gran oyente del gran acontecimiento que manchará con más fuerza los medios. Los perros, anticipados y conscientes, ladran, como si temiesen al ocaso, mensajeros de presagios, la llegada de las nubes negras, de tanto que escuchan, y también de tan poco.
Fotografía de cuando Madrid seguía siendo Madrid.
Paula Hernández Domínguez

Los pelos de punta de leer un texto tan bien escrito y con tanto significado, de verdad que creo que no estoy preparada para tanto. Maravilloso, maravilloso.
ResponderEliminarNo sabes lo mucho que me alegra que me digas eso, parece que ya sabes lo que siento cuando te leo.
EliminarEsperando a que la vida vuelva a ser inventada. Ojalá nos inventemos una nueva, mejor. O nos inventemos unos nuevos nosotros, mejores. Mientras tanto me sumo a tu religión, a esa que permite que los nudos en el pelo no importen hasta que no se hayan deshecho los de dentro. Vosotras sí que estáis creando una nueva religión literaria. Mi maravillosa Paula.
ResponderEliminarOjalá... pero hasta que llegue, estaré encantada de recibirte en mi culto. Qué emoción me da que digas esas cosas, no te haces una idea. Un besito grande.
EliminarNo sé ni que decirte, es fascinante. Lo he leído y releído, cada vez descubriendo un mundo. Eres fantástica y me alegro de que seas una estrella tan brillante en el firmamento, para que todos podamos verte. Una suerte tenerte.
ResponderEliminarJo:'') Tú también eres fantástica, suerte la mía.
EliminarWhat Amazing words that you have written for all of us!You've got a great gift! Don't private us for so much talent after this hard lockdown. Please, continue jotting down this Great literature that flows from your mind!keep strong you all!we'll get back to our new reality very soon!
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, thank u so much!!!
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