Ausente.


Ausente. Probablemente podría describirme con esta palabra. Una chica que se pasa la mayor parte del tiempo ausente. Ahora entiendo el Carpe Diem. Ahora comprendo esa cantidad de consejos de que disfrute cada momento.

Normalmente estoy encerrada entre cuatro paredes, subida a la cama con un libro es mis manos sin permitir que ninguna persona que me rodee me interrumpa, como si estuviera dentro de una burbuja gigante que no deja de flotar continuamente. Dejo pasar hora tras hora enfrascada en miles de letras sin darme cuenta de que a mi alrededor hay una vida en la que tengo que participar, tan solo me centro en la historia que se esconde tras las líneas de asombrosas escrituras que me hacen saltar en miles de nubes y depositarme en ellas para tan solo disfrutar; es como si me encerrara en una oscura cueva donde la única señal de luz está situada en esas hojas que no dejo de admirar. No miro el móvil, porque si lo hago, me pierdo millones de historias, suelo decir “no” cuando me dicen de salir. Y es que a menudo no enciendo la luz, no dejo que los rayos del sol alumbren mi rostro, no dejo que me saquen de un mundo imaginario, de mi mundo imaginario. Y es ahora cuando debo quedarme en esa cueva por ser el único sitio en el que puedo estar y, sin embargo, ese lugar es donde no quiero estar en este preciso instante. Ahora es cuando diría “sí”, ahora es cuando dejaría que mis pies tocaran tierra y disfrutaría de esas salidas llenas de sonrisas, es ahora cuando me arrepiento, cuando no quiero seguir sin ver luz, cuando quiero decir adiós a esas horas ausentes y es ahora cuando no puedo. 

No dejo de pensar en si estos días van a conseguir desaparecer, en si el tiempo va a pasar sin darnos cuenta y que sin ni siquiera planteárnoslo volveremos a andar sobre el asfalto disfrutando de la calurosa bienvenida de la libertad. Solo pensarlo me revuelve el estómago, me genera un agujero profundo que no deja de hacerme sentir malestar y es que, cuanto más lo pienso, más largos se me hacen los días. Ya empiezo a notar cómo desaparecen mis ideas, ya no sé qué hacer para llenar las pequeñas horas libres. Estoy desorientada y me está costando volver a encontrarme. Es increíble cómo el tiempo introduce en tu mente miles de encrucijadas para entender todo lo que ocurre a tu alrededor, para entender qué es lo que sientes y qué es lo que quieres hacer, porque en realidad no lo sé, cada día me levanto con una sensación distinta de la otra y sin embargo sigo sin saber qué escribir. Lo que sí sé es que ahora más que nunca la ausencia debe desaparecer, debe dar media vuelta y alejarme lo más lejos posible para no volver a encerrarme en un mundo en el que solo yo habito, para no dejar que me ahogue en mis propias aguas profundas, en mi propia soledad.

A veces necesitamos salir de nuestra zona de confort, sentir sensaciones diferentes para más tarde volver a nuestra rutina, pero, en estos instantes solo quiero gritar. Estoy harta de estar tras una pantalla esperando ver la visión de mis amigos, una visión que a menudo falla y se ve distorsionada, que no puede acercarnos lo suficiente. Estoy harta de esperar encontrar una solución, harta de escuchar mis pensamientos, porque en este encierro mi cabeza no deja de pensar y, a veces, eso no le conviene, no le conviene porque la mayor parte de los pensamientos son negativos, mi cabeza se envuelve ella sola en una oscuridad sin una pizca de luz que la alumbre. Busca una felicidad y unos pensamientos positivos que no puede hallar, y sí, la felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros momentos si soy capaz de usar bien la luz, pero ese es el problema, yo no sé usar bien la luz, nunca lo he sabido.

La ausencia me encierra, encierra mi mente, mis ideas, parte de mi felicidad, me crea un nudo en la garganta que me impide respirar, pero no permitiré que en estos tiempos encerrada en mi casa esa ausencia me atrape hasta hundirme en tierras profundas, no dejaré atraparme por las sábanas, no esconderé mi cabeza en la soledad porque no está en mi sangre.

“La felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros momentos si somos capaces de usar bien la luz”.
-Albus Dumbledore (Harry Potter).

Firmado: Alicia Moreno.

Comentarios

  1. Alicia, desde el primer texto que leí tuyo te dije que escribías realmente bien. Ahora me lo vuelves a demostrar. Qué bien dejar fluir todos los sentimientos. Y qué bonito el hecho de querer ir siempre hacia la luz. Esperemos no perder el norte demasiado en estos días pero el ser humano es así, paradójico. Queremos lo que tenemos y cuando lo teníamos no lo queríamos.

    ResponderEliminar
  2. Madre mía, Alicia. Si te digo la verdad, me he sentido super identificada con lo que has dicho. Además de que no podía faltar la referencia a Harry Potter. Creo que escribes super bonito y se nota el amor que sientes por las palabras.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Salma! Me emociona que te haya gustado. Y bueno, ya me conoces, donde yo esté, está Harry Potter.

      Eliminar
  3. Jo Alicia, me ha encantado. Deberías mostrar estas cositas más a menudo, eres impresionante!!!

    ResponderEliminar
  4. Si te lo digo todos los días, "acuéstate ya" jajajajaja. La noche trae muchas sombras que el día disipa. Esa "luz" de la que hablas la tienes tú y por eso irradias simpatía, buen rollo y sobre todo dulzura. Sigue así, con tu luz y haciendo que los que te rodeamos estemos siempre bajo los efectos de la magia de la luz que proyectas. ¡Ah, mi ha encantado que hayas usado a Horacio y su Carpe diem, lo has captado a la perfección!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La maldición de Hill House.

Mucho tiempo después...

Arrogancia POLÍTICA y política ARROGANTE