Una carta inesperada

Queridos seres humanos. 
Permitidme dirigirme a vosotros para contaros mi maravillosa historia, pero no tan maravillosa para ustedes. Todavía no saben muy bien de dónde vengo, hay muchas teorías sobre mi nacimiento y eso me gusta mucho, tener a todo el mundo con la intriga de cuál será la teoría verdadera. Parece ser que soy descendiente de un pangolino, aunque también está la teoría de que la gente quería investigar conmigo y se les ha ido de las manos. Bueno... como iba diciendo, nací allá por China en torno a finales del año pasado, pero me fui extendiendo por la gran mayoría de los países del mundo... me gusta mucho viajar. Empecé siendo una tontería, pero no me gusta que me atribuyan ese nombre, así que decidí extenderme por gran parte de la población. Las noticias en España alarmaban a todo el mundo por las cifras de infectados y muertos que estaba causando en Italia. Hasta que decidí pillar un vuelo e irme para vuestro querido país. Fui el protagonista del telediario del día tras haber contagiado a un pequeño número de personas, que con el paso de los días se convertían en cifras alarmantes... ¿A que os gustaría reproduciros tan rápido como yo? 
Llegó el día en el que me cerraron un espacio para infectar a jóvenes: los colegios, institutos y universidades. Unos días después, vuestro presidente confirmaba el Estado de alarma... yo me asusté bastante, pues no sabía lo que significaba. Lo supe al día siguiente, cuando salí a contagiar y no encontré a mucha gente por la calle. Me preguntaba cuánto tiempo tardaríais en salir, o si es que ya os había infectado a todos. Pero tuve una gran estrategia. Me metía en la ropa de la gente de los supermercados, me acoplaba a cualquier superficie que me asegurara tener un nuevo hogar. Observé que ya no se hablaba de otra cosa en los telediarios, solo me nombraban a mí. ¡Qué famoso me he hecho! Me daba cuenta de que las cifras de muertos no paraban de ascender, la gente seguía sin salir de sus casas. 
Pero sin embargo, todos los días recibía llamadas de animales y plantas dándome las gracias por haber eliminado la mayor parte de la contaminación del planeta. 
Pasados unos meses, viendo el caos que causé en todo el mundo, decidí ponerme en contacto con todos los seres idénticos a mí que había en cada cuerpo infectado. Les hablé de la tan escuchada en el telediario “pandemia mundial” y todos se asustaron mucho con solo oírlo... Reconozco que da mucho miedo. Se nos pusieron los núcleos de punta y decidimos empezar a matarnos unos a otros, hasta quedarnos en una mínima cifra de virus a los cuales las personas nos mataban con algo llamado “paracetamol”. 
Un día, vi en el telediario que tan solo quedaban menos de 100 casos en todo el mundo. Decidí hablar con esos 100 seres idénticos a mí y ponernos de acuerdo para comprar cada uno una caja de las pastillas esas que nos matan y suicidarnos, pues no nos quedaba más remedio. Hablé por última vez con las plantas y los animales, y les advertí que ya volveríais a salir a la calle, pero que os había dado una lección para que los tratarais desde el más sumo respeto, espero que aunque yo me haya portado mal con vosotros, vosotros os portéis bien con ellos. Entonces, morimos todos los que quedábamos. La última imagen que vi en mi vida fue a la gente saliendo de sus casas, con unas caras de felicidad como nunca antes las había podido percibir. Los bares repletos, las calles de las ciudades a reventar... Unos abrazos tan fuertes que hicieron temblar el mundo mucho más que yo. 
Queridos seres humanos, espero haberos dado una lección sobre cómo debéis vivir los momentos. Espero haberos enseñado a echar de menos, a disfrutar de los pequeños detalles, a vivir... 
Espero que hayáis aprendido muy bien la lección para así no tener que volver nunca más. 
Ha sido un placer. 
ATT: COVID-19

Fdo: Paula Sáiz

Comentarios

  1. ¡Vaya, Paula! Qué idea tan original. Dirigirte a nosotros, los humanos, como si fueras el propio virus. Creo que animales, plantas, mares, océanos... también tendrían mucho que decirnos si tuvieran oportunidad. A ver si es verdad que nos replanteamos muchas cosas...

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  2. Verdaderamente divertida, he pasado un rato graciosísimo leyendo esta carta, jijiji

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