Ελευθερια

Trece días encerrados o, bueno, eso dicen porque para mí parece un mes, incluso dos.
Trece días sin ver a nuestros amigos, a nuestros familiares, a nuestra pareja. Al principio pensábamos que no sería para tanto y que todo pasaría rápido pero conforme los días pasaban y la cuarentena aumentaba nos íbamos dando cuenta de que esos abrazos, esas cervezas con nuestros amigos y las risas de por las tardes iban a tardar más de lo deseado en llegar.
A la semana de estar confinados ya nos creíamos "fitness", pues habíamos empezado a hacer deporte; o nos creíamos Picasso o Reverte por haber dibujado dos líneas mal hechas o haber escrito dos párrafos sin sentido; nos creíamos maestros de la cocina por haber aprendido a encender el horno pero los días pasan y las aficiones se van acabando y los días cada vez son más largos.
Hemos terminado todas las películas y libros de cualquier tipo de género, acabado las series y hemos desgastado la pantalla del móvil por pasar tanto tiempo hablando con esa gente que tanto echamos de menos.
Los días pasan, pero cada vez vemos más lejos el  final de todo esto, por eso creo que el día que nos digan que podemos volver a salir a la calle daremos más fuerte esos abrazos perdidos en este tiempo, reiremos más fuerte con nuestra gente y valoraremos de verdad lo que es la vida y lo rápido o lo lenta que esta puede pasar según en lo que inviertas el tiempo. Por ello, creo que después de todo esto debemos vivir más y disfrutar más las pequeñas e insignificantes cosas de nuestra vida no vaya a ser que algún día las echemos de menos.


Firmado: Selena Ruescas